En la República Dominicana, el ave nacional no se distingue por su tamaño ni por colores estridentes. Su valor está en otra parte: la Cigua Palmera (Dulus dominicus) es la única ave conocida en el mundo que comparte su nido de manera permanente, convirtiéndolo en una verdadera comunidad aérea. Esa singularidad la ha transformado en un símbolo biológico, cultural y social del país.